NO CESA DE NO DECIRSE
“El texto agota y cierra defintivamente el acontecimiento, tal y como ha sido vivido, para sustituirlo por su relación escrita.”
“Un buen escritor es, ante todo, un buen lector de su texto.”
-Edmond Jabés, “Del Desierto Al Libro”-
Habiendo conocido hoy quién es un segundo de de los “miembros” de esta cacería, es más inteligible leer la idiosincrasia de los hechos. No ha disminuido en absoluto la persecución, eso sí, ha mutado de forma múltiples veces. La forma tiene en “esto” un papel primordial ya que se trata desde el origen de un encubrimiento. Si fingir que se finge es un comportamiento significante, encubrir que se encubre también debe serlo; el encubrimiento no es frente a mí, ya lo dije en otra ocasión, a mí lo que me agrede no es que no me hablen, sino ese empeño en que les oiga; ¡y qué verdad es que, una vez que algo se decide a decir, no hay forma de callarlo!, y en esto, mucho más que una manifestación de inconsciente, es ya una tendencia.
Usurpación del lugar del otro en contra de toda regla. ¡Qué obstinación en que “no puedo demostrarlo”, !como para ocultar que ha habido en ellos un para qué crearon esta realidad, como para esconder que la han creado ellos, como si hubiese habido en la realidad alguna necesidad de transformarse a sí misma… Algo que ocurre al margen de cualquier realidad pero “sólo” en la realidad… allí… afuera… a escondidas de ellos mismos.
¡No!, la necesidad, lo inverso de este comportamiento, reside en el hecho de haber creado “supuestamente afuera” PORQUE LO LLEVAN ADENTRO; en muchas ocasiones quise encabezar alguno de estos escritos como “pérdida de realidad”; también me rondó varias veces la idea de que había (en singular) trasformado una realidad sin conocerla. El motor parte siempre de uno, el deseo es de uno y siempre de uno, de ti, de él, en singular todas las veces y en cada camuflaje, en cada traje, en los detalles máximos y mínimos de cada representación, el deseo es el que habla; lo demás es un fenómeno de masas que detonó… El “supuesto” consiste en negarlo tantas veces como veces se sienten compulsados a volverlo a decir, a volverlo a negar, a compulsarse a “lo” decir, a compulsarse a “lo” negar, a:
te lo digo, te lo digo, te lo digo, te lo digo, te lo digo…
y falta el corte… la interrupción; una escritura sin puntuar, un horario que no aceptó (ella), un no del que se quiso zafar y hacerlo suyo (él) porque venía del otro (yo); la inversión consiste en representar, aparentar que no hubo otro, su compulsión a que yo oiga es su único salvoconducto hacia ellos mismos.
“Porque la escritura se ha vuelto realidad. La escritura ha elegido cierta cantidad de elementos y los ha ordenado.”
-Edmond Jabés, “Del Desierto Al Libro”-
Pero es sábado y lo peor que me podían hacer es no cesar de imprimir su historia en mis escritos, como dice la frase del encabezado; …porque yo no lo puedo decir… porque no deja de ocurrir… porque se modifica el texto cada día y es sábado y no quiero decir esto que digo porque la relación terminó en el año 2004 y estamos en el año 2009; porque no hubo más ni menos relaciones que las que fueron capaces de enlazar las palabras; porque se fueron para no irse; porque dejaron de escuchar para no cesar de escuchar; porque ella lo quiere tooooooooooo y él quiere naaaaaaaaaaaa pero ambas frases son la misma.
Un sabotaje a los límites, Y SE QUEDARON SIN ESCRTITURA… Juntan palabras, sí… amontonan libros, sí… se esconden tras la acumulación de datos, sí… fechas, sí… nombres, sí… se desencuentran en todo lo que “no dicen”… y sufren incontinencia, delincuencia, interferencia, insolvencia, irreverencia, indigencia, insurgencia, ingerencia… Dice:
“Conciencia moral que no regla nuestra relación con el mundo, es decir que no se parece a una ética trabajada por la escritura, una ética que tenga en cuenta sublimaciones producidas a lo largo de la historia de la Humanidad: la sublimación del Nombre del Padre, como carretera principal en las relaciones entre el hombre y la mujer y otra sublimación, la Dama, en tanto es el momento en que en las relaciones surge la importancia del objeto, como contingente.”
-psicoprofunda-
Trasgresión de la ley social: conciencia moral:
sin ley, sin yo, sin tú, sin mundo, sin masculino, sin femenino; cada disfraz, apunta a un estado anterior al de la humanidad, te seduzco o me seduces; ninguna otra producción, ninguna elaboración, no hay contingencia y no ha habido ni habrá devenir, el mundo entero está anclado en alguna idea fija "que no los borre", "que no los mortalice": no hay escritura.
Pilar García Puerta, 17 de mayo de 2009
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