Es la tercera vez que, cuando retiro datos de este blog ocurre algo. Me volvieron hoy a decir que sólo es un chat, como el que dice solo es un golpe. No doy crédito a lo que estoy viviendo sobre todo en el último año, a mí nadie me pregunta, pero si alguna vez a alguien le interesa lo que yo tengo que decir, prescindo de todo lo ocurrido, no hay más razón que una extrema obsesión en que los nombre. Tampoco me interesa lo que piensen de mí, si alguna vez a alguien le interesa lo que yo diga, tienen ustedes todo mi desprecio. Se lo han ganado a pulso, meticulosamente fueron rompiendo todo aquello que no entendían y, felizmente para marcar las diferencias, no entendieron nada. No voy a poner ya más tus señales, cortaste la luz de mi casa tres veces seguidas cuando busqué páginas en las que aparecías tú; quemaste el lector de cds y desde entonces comprendí que la brutalidad es tu único argumento, eres un miserable. -…en este instante ya sí funcionan los accesos a blogger, lo estaba comprobando a cada instante…- empecé ahí a tener medida de que podías seguir rompiendo lo que te diera la gana y la desesperación comenzó hacer sus estragos, llevo toda la vida trabajando en ese hospital y a mis hijos y a mí nos hacen falta muchas cosas, tus imprecaciones mediante esas señales a cerca de que todo lo que hay aquí te pertenece, me dan asco, ya me chirrió la frase cuando la encontré en tu relato plastificada en un “objetos de la nostalgia tan tuyos como míos”, yo no estoy encontrando entidad ni persona ni grupo que reconozca esta salvajada que estás y continuas haciendo, hasta es posible que algunos crean que deliro, y no me importa todo eso. Esta noche he leído, desde hace mucho tiempo he vuelto a leer y los escritos que hablan de situaciones de gran represión, ni aunque estén escritos de forma estética, me sirven a mí ni tampoco los que no lo están, no encuentro lo que se debe decir que te coloque a ti en tu sitio. Detesto profundamente asumir un rol de víctima, yo no soy víctima, y detesto de igual modo omitir tu miseria, fue lastimoso el otro día verte poner esa canción de “mis amigos son lo peor de cada casa” como el que exhibe un triunfo y más lastimoso aún ver como la de la insurrección de las zanahorias decía que se los presentases, me conforta recordar que es alguien así la que me dijo que yo por escribir no tenía derecho a tratar así a la gente, ya no me insulta, se insulta ella a sí misma. Es demencial que lleve cinco meses de retraso para solucionar un problema de los dientes por tu culpa y a esa individua la parezca que sois vosotros los agredidos; no tiene más que gracia recordar que lleva cinco años ejerciendo de ministra de cultura otorgando y restringiendo la poesía a su albedrío; siento un amor infinito hacia mis hijos que teniendo que vivir como cualquiera en este mundo tengan que estar sufriendo las consecuencias de todo esto también, esa señora es una miserable como tú y como las otras señoras que han estado estos últimos meses intercalando bofetadas y burlas con horas y más horas de lecturas poéticas, reconozco que eso que habéis hecho, muchas veces, llegó a desesperarme terriblemente, pero ya terminó, reconozco que me dolía inmensamente que todo un puñado de gente conviniesen con toda tranquilidad que amordazarme a base de agresiones e insultos y el vacío era algo que no chirriaba con los saludos y las gracias que nunca se les pasaba por alto conceder, y sé, que si esta noche hubiera optado por dejar que las páginas no se abrieran sin darle importancia, hubieras hecho algo peor para que terminara escribiendo estas cosas. No se me olvida aunque no lo recuerdo la mayor parte del tiempo, que estuve sin poder conectar a internet varios meses y que también cortabais la llamada de teléfono cuando pedía soporte al proveedor, aunque vosotros también controláis todo eso y deben ser un cúmulo de cosas lo que os impiden que en este momento no me volváis a dejar sin red. Sábado tras sábado me fuiste borrando cada incipiente sonrisa; me complicaste la relación que he tenido con dos psicoanalistas, me sustraías una vez y otra vez los archivos hasta que preferí encerrarme aquí… no era por los archivos, sino porque cuando hacíais eso, tú habías decidido que me tenía que morir y te las arreglaste para informarme de ello, lo cual a tu cuatro novias conocidas por mí, les parecía culpa mía. Si es cierto, que lo es, que si no hay transformación no ha habido lectura, tú, vosotros, estáis en un nivel de analfabetos. A nadie se lo dije porque yo allí no tenía derecho más que a poner “no me molestes mosquito y además la versión de Luis Aguilé, fue doloroso también ese empecinamiento en que hay que saber nombres, mostrar el máximo producto, ser amigo de la que más aplausos reciba, y siempre por su voz, el poeta, es solamente un poeta, ella era una diosa, te lo escuché decir… es decir… para que lo escuchara lo dijiste. Pero no te confundas, los celos podrían haber sido, y verdaderos, si hubiera habido sentimientos, incluso celos hubo cuando creí que era verdad que había sentimientos allá por el 2004 cuando en verdad creía que eras el que decías ser; pero esto de coger para mí siempre el personaje más borracho, y para las que presenciaban tus agresiones a mi persona (y algo a otras) el que se calificaba a sí mismo de escritor, ese rastreo, eso no me dio celos, me cuestionó hasta qué punto o hasta dónde no, la poesía puede caer en manos de cualquiera incluyendo la mía. Y que vinieras luego amigablemente diciendo que eras otro a confabularte conmigo “por si de golpe un día había que abandonar este mundo y los amigos podían publicar esas… no sé como dijiste…”… me broté, ahí si me broté, es posible que mi dificultad de ahora para usar las metáforas radique precisamente en eso; en todos los casos hay que solucionar la envidia, pero que tú planees empujarme desde el mes de marzo del 2008 hacia ese precipicio, eso, eso va más allá de la envidia, ¡cuesta trabajo, mucho trabajo escuchar a la serpiente araña considerar que todavía, que TODAVÍA, la parezca a ella que yo os estoy ofendiendo, ya no voy a insultarla aunque vaya que sí lo hice, su insolencia es de Oscar, su ignorancia es de matrícula y su pedantería es como de política, pero su egoísmo, su cortedad mental, su insensibilidad, son para regalarla de por vida la más rotunda indiferencia. No fue ella la que me envió dos invitaciones aquel día porque la primera la rechacé, ni sabía quién era, dijo: “soy yo”… jajaja, perdona que me ría, es verdad, Las Olas Rompen y el Réquiem juntos, a escasos meses de marzo, me cerraron la garganta y todas las posibilidades de reaccionar, pero ya no, aprovechó el evento para escribir mientras yo ni me movía que eso era de Ferlinguetti… ¡y qué más da!, cualquier ocasión es buena para mostrar tan generosa aportación a la cultura… ¡dios!... así que me resultó como el que atraviesa el aire cuando ponía a Ismaelo o a James Taylor o Sacriface… ¡ays!, ¡cuánta depredación!.
Me viene bien a veces recordar porque lo sibilino junto, se vuelve de repente un manifiesto contra la humanidad.
24 de junio de 2009
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