UN MUNDO TAN CANIJO

UN MUNDO TAN CANIJO

El mundo, tu mundo limitado a unas cuantas ideas plagadas de prejuicios, este mundo de dictadores y cuya única razón de ser es que la estupidez sea enarbolada hasta las últimas consecuencias, un mundo que ignorando que un día todos tenemos que morir y se posiciona ahí detrás de un programa al que atribuye poderes por encima del hombre y señala, señala cada vez que no entiende lo que señala entender y solamente tiene un nombre: sufrimiento. Una estupidez que se jacta de que no tiene que trabajar, de que son otros los que se mueren, de que es a mí a quien le duele todas las veces y hace simulacros con la culpa, con arrepentimientos que nada más me recuerdan a unos cuantos monos agitando la cola, esa falta de inteligencia, de humanidad que se ríe cuando debería avergonzarse de lo que hace, un mundo basado en unas cuentas lecturas de los mayores desastres de esta humanidad que se despierta cada mañana acongojada de no saber cómo es posible que sea posible tanta estupidez. Un mundo que cuando alguien grita cerca de él cree haber obtenido una medalla y desconoce, desconoce completamente la belleza y arremete y saquea y rompe y sigue desconociendo y saqueando y arremetiendo de tal manera que cuando el sufrimiento ya impide hablar continúa arremetiendo y saqueando y es capaz de sacrificar todas y cada una de las mañanas. Un año entero desperdiciado para que unos cuantos estúpidos se sienten sobre su estupidez y bailen, bailen y rían felices de haber causado sufrimiento. Este año verdadero, temporal, tangible, real en el que dos personas han abandonado este mundo y se me ocurre pensar que los estúpidos aún consideran que hay que seguir causando sufrimiento para poder reinar más estúpidamente sobre tanta miseria como reparten en todo lo que rozan. Y poco más, hasta que no consiga alejarme de tanta estupidez, una clase de paciencia de la que ahora poco puedo decir, quizás en ella resida toda la belleza que estos estúpidos pretenden avasallar entre señales, ideas y programas, allí, en un lugar que abre una tregua ya que es rotundamente incontestable esto que hacen, una clase de belleza que tiene como verdad no reducirse a ninguna idea a priori… no, ya no hay imágenes, la última entrada en Todos Hablan les molestó y decidieron que había que romper este ordenador, sí, así de estúpido es mi argumento… “romper un ordenador” para que ya no haya imágenes ni instrumentos ni colores y las palabras se entristezcan y las mañanas sean así y haya que hacer otro trabajo al que he llamado paciencia porque algo tengo que decir y no hay ninguna palabra que sea igual ni parecida a ese silencio impuesto desde el poder que causa sufrimiento pero señala y señala y vuelve a señalar y ríe y ríe porque es irreductiblemente estúpido. Mi madre también guarda silencio, algo de ese silencio que obligatoriamente tiene que guardar está escribiendo en ella o en mí futuras palabras. Nada dirán de este tirano que todavía sigue aquí señalando y allí negando y volviéndolo a negar. 26 de junio 2009