Eppur si muove
(o E pur si muove)
"Y sin embargo se mueve.”
-Galileo Galilei-
Galileo ante el Santo Oficio
por Joseph-Nicolas Robert-Fleury
No sabía lo que diría hasta que lo dije, hasta que lo escribí. Reapareció algo, nada más algo, la enredadera, y yo solamente pude seguir sus hilos; algo insiste en querer salir… el texto que buscaba no era en el ordenador, la represión bajo la que lo adquirí lo desvió hacia una de las carpetas o portafolios de papel, lo que pasa es que también esas están obligatoriamente abandonadas. Y encontré otro, otro si cabe mucho peor. Lo tengo retenido, la interpretación que hice de esta canción
CAMBIAMOS OJOS POR CIELO no obedece a ninguna igualdad en sentido literal, ahora, hoy, en este mismo momento que me leo, observo que quizás a ese breve escrito le falte precisamente la diferencia. La palabra “domingo” ha sido lugar común para los dos en suficientes ocasiones, hoy también es domingo, sin embargo yo sigo con mis archivos abandonados, con la carpetas desordenadas y teniendo como prioridad defenderme de cada nueva embestida, Leo por ahí a cerca de cómo se pueden juntar las palabras de manera ofensiva y ¿qué podría decir? No lo sé, digo que la diferencia reside en que te sigues traicionando a cada instante. Y eso era lo que en el anterior escrito, el que anoche no me permitiste publicar, se desvió. Cuando encontré tu texto mientras buscaba otro, vi con sorpresa que era extremadamente evidente la especie de red en la que habías caído, tan estridente, que no lo publiqué, tú sabes y yo también que algo a cerca de una imposibilidad me decías al corregir un punto, una coma, lo mínimo que modificase el sentido en un poema que te envié el año pasado, resumiendo, me viniste a decir que estabas “retenido para siempre”. Lo creí, ahora sé que no, ahora sé que te traicionas a cada instante. Que sigues eligiendo todas las veces el mismo error. “Cartas marcadas”, ¿de qué me hablas?... yo al encontrar tu escrito nada más vi errores, errores garrafales, vagamente recordaba el dolor que me causaban aquellas palabras los pocos días que seguía bajando a ver si se había “aclarado” algo y siempre era la misma fiereza, de golpe y porrazo te habías convertido, de el jovencísimo apasionado y atrevido, preocupado casi por su posible “sadismo” en un viejo amargado, cruel, vengativo y todo eso ocurría en simultaneidad, ha sido necesaria la distancia para poder pensarlo como una red, una red en la que tú estabas atrapado. El “menos equivale a más” de Beckett hace aguas en ti. Aunque me gusta más lo de “La inmensidad de los límites”. Yo creo que la máxima libertad posible la otorga la escritura, atentar contra eso es afianzar la ideología en la que se sostienen todas las tiranías de este mundo. Pero a ti no te importa, tu posición de “inferior” respecto a mí, solo te alcanza para aprovechar minuciosamente caca ocasión, aquí era donde ayer me desvié, lo vi claramente como pensamiento, pero no lo supe escribir. Para qué desaprovechar la posibilidad de mentir si lo tienes a huevo, por qué no coger a León Felipe para que encubra tus actos, ese otro ojo que el mundo no ve y que sigue dejando al mundo desvalido.
No me considero tan importante, hablo desde lo personal aunque no hay nada personal que no sea de todos. Coger los poemas, las ideas, las palabras y moverlas de sitio puede que te reporte un beneficio personal inmediato, como mucho, te seguro que cuando volví a leer tu “cartonera Celan”, lo que sentí fue mucha pena. Antes de entrar a ese chat a “delatarte” ya tuviste ocasión de leer cuáles son las opciones con las que yo me manejo, anoche mismo señalabas cuando decía que tú después utilizabas todo eso para mover, cambiar, disuadir, engañar en definitiva. También anoche vi aparecer la palabra “piedad” entre tirada y tirada, pero tampoco desaprovechaste la ocasión para seguir moviendo cartas: “quito de aquí… pongo allí”, quizás en eso reside la tal psicopatía, habrás visto demasiado… habrás tenido más de lo que puedes usar, si me apuras, una interiorización del monopolio, del capital, de cómo quieras llamarlo, la poesía se te aleja, Paul Celan se haría la misma pregunta de “¿cómo pueden hablar de esos…?” . Tampoco me interesa este escrito, no veo el momento de saltar a donde me quedé, hace ya cinco años que estamos lamentando Manuela y yo aquel lugar desde el cual nadie es menos ni más que nadie, yo hice mi tarea lo mejor que pude y eso significó decir que no cuando consideré que tuve que decirlo, sin sobornos. Los últimos días, desde que repentinamente dejaste de renegar de ti, he podido dirigirme a ti como a quien eres, pero es verdad que no puedo hablar si me bloqueas el teclado, si me sacas la conexión, si dices que sí con un icono-nick y no con otro, si no dejas que la imagen de “otro” realice su función. Podías haberte llamado como te diese la gana, siempre que tus estúpidas cartas marcadas las hubieses arrojado a donde siempre debieron estar. Yo no soy ni he sido tu cómplice jamás, me cansa este escrito, me cansa esta hoja que no deja pasar ni al amor ni a la poesía, me cansan todos los duelos que no sean el verdadero, y sí, qué pena que tu experimento consista en demostrar que eres capaz de conocer cuáles y cuantas son las situaciones posibles en las que el ser humano puede llegar a caer y que al final se convierta en un nuevo despliegue de cinismo; me hastía ese enganche paranoico que no deja fisura alguna y trabaja constantemente para que lo que no hayas resuelto en tu interior se produzca como ataque del otro desde afuera, yo… Que pretendas que llegue la inmortalidad para que al fin sea posible la palabra.
Ahora colgaré este escrito como post, le daré la forma que tienen todas las entradas en ese blog, apiñada, casi ilegible, le pondré la imagen de la Inquisición y me quedaré con las manos abiertas o me apabullarán las ganas de dormir, realmente prefiero ser estúpidamente optimista y suponer que te cansarás: lo que ocurre, hoy por hoy, sigue siendo que los poemas, vuestros poemas, me dejan los pies completamente fríos y además, considero que toda esa feria que habéis montado no solamente es que me excluye, sino que empieza a fabricar una especie de liquen mugriento en sus paredes muy parecido al odio.
6 de septiembre de 2009
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